Suele suceder que nos creamos una imagen de alguien de acuerdo a lo que estudia. Bastante tonto, por cierto. El ingeniero es fome, la doctora es matea y no tiene vida. Al final puras mentiras, por lo menos en su generalización.

Me ha tocado presentarme como estudiante de música cuando me preguntan que estoy haciendo academicamente. Varios se alegran y dicen "que bonito". Otros me preguntan de donde sacaré dinero para vivir. Y luego de que saben que estudio música, todos tienen susto de hablar de aquello. Si es que tienen una banda, si es que tienen un proyecto o si es que cantan o toca un instrumento.
La mayoría se ha creado la imagen antes nombrada. El estudiante de música es un "artista" que no tolera lo que no es enseñado en la escuela. Que no tolera desafinaciones o complicaciones en el tempo. Que no tolera que existan bandas que no saben nada de teoría musical. Y claro, existen estudiantes y músicos así. Como también existen ingenieros fomes. Pero está la otra parte. Los que podemos considerar al ruido como música, los que no nos retorcemos ante la desafinación de la cuerda de una guitarra (incluso nos puede llegar a gustar). Los que aceptamos que la música puede ser creada por cualquier persona, a través de un computador o de una guitarra. De un casio escolar o de un acordeón viejo. Los que no aplicamos el bien y el mal en la música. Al final es cosa de gustos y no de reglas.